La selección y acopio de información Consiste en detectar y consultar la bibliografía y otros materiales que pueden ser útiles para los propósitos del estudio, así como extraer y recopilar la información relevante y necesaria que atañe a nuestro problema de investigación. Esta revisión es selectiva puesto que cada año se publican en diversas partes del mundo cientos de artículos dentro de las diferentes áreas del conocimiento. Si al revisar la literatura nos encontramos con que, en el área de interés hay demasiadas referencias, es evidente que tendremos que seleccionar solamente las más importantes y recientes.
Existen 3 tipos básicos de fuentes de información para llevar a cabo la obtención de información:
Fuentes primarias: son los datos obtenidos “de primera mano”, por el propio investigador o, en el caso de búsqueda bibliográfica, por artículos científicos, monografías, tesis, libros o artículos de revistas especializadas originales, no interpretados.
Fuentes secundarias: consisten en aquellas que han obtenido la información que presentan de una fuente primaria, y la interpretan, analizan o compendian. En el caso de personas, éstas obtuvieron los datos de otra fuente, nunca de la experiencia o estudio directo del tema u objeto.
Fuentes terciarias: se trata de documentos que compendian nombres y títulos de revista y otras publicaciones periódicas, así como nombres de boletines, conferencias y simposios; nombres de empresas, asociaciones industriales y de diversos servicios (pertinentes para las ciencias de la conducta); títulos de reportes con información gubernamental, catálogos de libros básicos que contienen referencias y dato bibliográficos. Son útiles para detectar fuentes no documentales de asociaciones científicas, instituciones de educación superior, agencias informativas y dependencias del gobierno que efectúan investigaciones.
La revisión de la literatura puede iniciarse directamente en el acopio de las fuentes primarias, situación que ocurre cuando el investigador conoce la localización de éstas, se encuentra muy bien familiarizado con el campo de estudio y tiene acceso a ellas. Sin embargo, es poco común que esto suceda así.
Ya identificadas las fuentes primarias pertinentes es necesario localizarlas físicamente en las bibliotecas, filmotecas, hemerotecas, videotecas, internet u otros lugares donde se encuentren; y obtenerlas para posteriormente consultarlas. Desde luego no siempre se pueden localizar todas las fuentes primarias, a veces no se dispone de ellas.