El lenguaje técnico–científico no es uniforme. Cada rama del saber, cada disciplina, utiliza un lenguaje propio. Más que de un solo lenguaje científico pues, habría que hablar de variedades o subsistemas que coinciden en unas características comunes.
Como el resto de los lenguajes especializados, el técnico–científico sólo es utilizado por sus hablantes en una parcela de su actividad; fuera de ella hacen uso de la lengua común. La dificultad de estos lenguajes los convierten en algo difícil de comprender para el resto de los hablantes.
Los textos científicos deben observar las cualidades fundamentales de la ciencia: objetividad, universalidad y verificabilidad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, trataremos de extraer el denominador común de los textos que pueden caracterizarse como científicos.
Objetividad
La objetividad se consigue diluyendo la importancia del sujeto, destacando los hechos y los datos, y determinando las circunstancias que acompañan a los procesos. Para ello, los escritos científicos suelen utilizar recursos como los siguientes:
Oraciones enunciativas. Presencia casi exclusiva de la función referencial.
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Construcciones impersonales y pasivas, tanto pasivas reflejas como perifrásticas, que ocultan o hacen desaparecer al agente. Utilización esporádica de la voz media.
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Preferencia especial por las construcciones nominales sobre las verbales: Diluyo el polvo en agua y tomo una pequeña cantidad con una pipeta (lengua común) > Disolución del polvo en agua y toma de muestras con una pipeta (lenguaje científico). Esta nominalización de oraciones elimina los morfemas de persona, con lo que se desvanece el interés por el agente, y utiliza un sustantivo postverbal abstracto que transforma la acción en un hecho ya realizado.
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Universalidad
Algunos rasgos que muestran la universalidad del texto científico son:
Uso del artículo con valor generalizador. Atribuye a la especie lo que se dice del individuo: el león es uno de los mayores depredadores de la selva.
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Presente científico. Al ser el presente de indicativo o subjuntivo el tiempo no marcado, el tiempo cero, es el más indicado para designar la universalidad de los hechos.
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Utilización de sustantivos abstractos que confieren a lo material un valor mental y universal.
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Uso de tecnicismos, fácilmente traducibles a cualquier lengua y, por tanto, auxiliares inestimables para contribuir a la universalidad del texto científico.
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Para conseguir universalidad, se utilizan también muchos rasgos no lingüísticos como gráficos, fórmulas, demostraciones matemáticas, símbolos convencionales... que, además, contribuyen a la verificabilidad de los hechos.
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Verificabilidad
La ciencia, tiene entre sus objetivos, la demostración de los saberes, necesita que sus investigaciones, y los resultados de ellas derivados aporten pruebas suficientes para justificar su veracidad.